Programa la salud de tu bebé
Estela Fuentes • 12 de junio de 2023
La más importante ventana de oportunidad para el correcto establecimiento de la microbiota de tu futuro hijo incluye el embarazo, el parto y las circunstancias genéticas y ambientales en las que se desarrolla el niño de los primeros 3 años.
En la mayoría podemos intervenir, no dejemos de hacerlo.

La microbiota fetal, se refiere a las bacterias y otros microorganismos presentes en el tracto gastrointestinal de un feto en desarrollo, está influenciada principalmente por la microbiota materna durante el embarazo. Hasta hace muy poco tiempo, se pensaba que la barrera placentaria mantenía estéril al feto, hoy sabemos que no es así.
Esta microbiota fetal, se verá directamente influenciada por la microbiota oral de la madre, (por este motivo es tan importante acudir al odontólogo durante el embarazo), la microbiota vaginal y por la microbiota intestinal de la mamá.
La microbiota en la vida temprana juega un papel crucial en la salud del bebé y tiene implicaciones a largo plazo. Los últimos estudios abordan varios aspectos importantes relacionados con la microbiota durante el embarazo, el parto, el período perinatal y su impacto en la salud a largo plazo del lactante.
Es correcto afirmar que la microbiota intestinal es un sistema modificable y está influenciada por diversos factores, como la dieta, el estilo de vida, los medicamentos y el medio ambiente. Esta comunidad microbiana compuesta por bacterias, virus, hongos, arqueas, protozoos y otros microorganismos desempeña un papel crucial en la salud y el funcionamiento del sistema inmunológico.
La exposición a diferentes microorganismos, ya sean patógenos o comensales, tiene un efecto de "entrenamiento inmunológico". Esta exposición temprana contribuye a desarrollar respuestas inmunitarias eficientes y nos permite distinguir entre antígenos propios, no propios y patógenos. Esta interacción entre la microbiota y el sistema inmunológico es esencial para mantener un equilibrio saludable y prevenir enfermedades.
Cuando ocurre una disbiosis en los primeros 1.000 días de vida, es decir, un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, puede alterar este proceso de entrenamiento inmunológico y "programar" el desarrollo de diversas enfermedades. La disbiosis se refiere a una alteración en la diversidad, abundancia o equilibrio de microorganismos en la microbiota.
Investigaciones recientes han sugerido que la disbiosis en la microbiota intestinal se asocia con el desarrollo de enfermedades crónicas, como trastornos metabólicos, enfermedades autoinmunes y alergias.
También se observan ASOCIACIONES entre la composición de la microbiota y desórdenes NEUROPSIQUIÁTRICOS: temperamento, falta de atención e impulsividad, autismo, esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión.
La exposición a diferentes microorganismos, ya sean patógenos o comensales, tiene un efecto de "entrenamiento inmunológico". Esta exposición temprana contribuye a desarrollar respuestas inmunitarias eficientes y nos permite distinguir entre antígenos propios, no propios y patógenos. Esta interacción entre la microbiota y el sistema inmunológico es esencial para mantener un equilibrio saludable y prevenir enfermedades.
Cuando ocurre una disbiosis en los primeros 1.000 días de vida, es decir, un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, puede alterar este proceso de entrenamiento inmunológico y "programar" el desarrollo de diversas enfermedades. La disbiosis se refiere a una alteración en la diversidad, abundancia o equilibrio de microorganismos en la microbiota.
Investigaciones recientes han sugerido que la disbiosis en la microbiota intestinal se asocia con el desarrollo de enfermedades crónicas, como trastornos metabólicos, enfermedades autoinmunes y alergias.
También se observan ASOCIACIONES entre la composición de la microbiota y desórdenes NEUROPSIQUIÁTRICOS: temperamento, falta de atención e impulsividad, autismo, esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión.
Esto destaca la importancia de mantener una microbiota saludable desde los primeros días de vida para prevenir el desarrollo de estas enfermedades en el futuro.
¿Qué factores influyen en la programación de la microbiota del bebé?
1.-Factores como la dieta materna, el uso de antibióticos, las infecciones, el estrés y la salud metabólica de la mamá, afectan a la microbiota materna y, por lo tanto, influyenn en la salud del bebé.
2.- La importancia del parto en la colonización microbiana: El modo de parto (vaginal o cesárea) y la edad gestacional afecta a la primera colonización microbiana del bebé.
Durante el parto vaginal, el bebé entra en contacto con la microbiota vaginal de la madre, lo que tiene un impacto positivo en la diversidad microbiana. En contraste, los bebés nacidos por cesárea tienen una colonización microbiana más similar a la piel y el entorno hospitalario.
3. Colonización de la microbiota durante el período perinatal: La colonización de la microbiota del lactante está influenciada por varios factores, como el tipo de lactancia (materna o artificial), la dieta materna, el estilo de vida familiar, el tener o no mascotas, el tener o no hermanos, la ubicación geográfica y la genética.
La lactancia materna proporciona bacterias beneficiosas y nutrientes que promueven un microbioma saludable.
Poseer una buena microbiota en la vida temprana puede tener un valor predictivo para la salud futura y tenemos 1.000 días de oportunidad para hacer una buena programación. Aprovechémosla.
Estela Fuentes PNIE

Las enfermedades autoinmunes son condiciones complejas y multifactoriales en las que el sistema inmunológico pierde su capacidad de distinguir entre lo propio y lo extraño, atacando tejidos y órganos del propio cuerpo. Desde la medicina convencional, el abordaje suele centrarse en frenar la respuesta inmunitaria, sin profundizar en las causas subyacentes. Sin embargo, desde la Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE), se propone un enfoque más holístico y causal, integrando los ejes clave que conectan el sistema nervioso, el sistema endocrino, el sistema inmunológico y el entorno psicoemocional del paciente. Microbiota intestinal: el epicentro de la inmunorregulación Numerosas investigaciones, han demostrado que la microbiota intestinal juega un papel determinante en el desarrollo y mantenimiento de la inmunotolerancia. Cuando esta microbiota se encuentra en disbiosis, la barrera intestinal se vuelve permeable, permitiendo el paso de moléculas inmunogénicas al torrente sanguíneo que activan respuestas inflamatorias y autoinmunes. Un intestino inflamado es un sistema inmune alterado. Además, la ruptura de la homeostasis entre microbiota, sistema inmune y barrera intestinal puede estar influenciada por factores como: Dietas proinflamatorias y ultraprocesadas Uso prolongado de antibióticos y medicamentos Estrés crónico Infecciones virales persistentes (como Epstein-Barr, EBV) Tóxicos ambientales y alteraciones hormonales El enfoque PNIE: más allá del síntoma La PNIE no trata enfermedades, sino personas. El objetivo es comprender qué ha roto el equilibrio interno y qué herramientas pueden restaurarlo. Este modelo integrativo contempla: 1. Abordaje nutricional personalizado Restaurar la microbiota con prebióticos, probióticos y simbióticos específicos Dietas antiinflamatorias y moduladoras del sistema inmune Revisión de intolerancias alimentarias, gluten, caseína, etc. 2. Gestión del estrés y regulación emocional El estrés psicoemocional sostenido activa el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal), generando una sobreproducción de cortisol que altera la función inmune y promueve procesos inflamatorios. 3. Intervención sobre el contexto viral y tóxico Muchos casos de enfermedades autoinmunes se correlacionan con infecciones virales persistentes o exposición a metales pesados. Desde la PNIE se trabaja en la reducción de la carga tóxica y en la estimulación de las vías naturales de detoxificación. 4. Reequilibrio hormonal Particularmente en mujeres, el desequilibrio entre estrógenos y progesterona puede agravar procesos autoinmunes. Por eso es clave considerar el entorno endocrino del paciente. ¿Es posible revertir una enfermedad autoinmune? Aunque la medicina tradicional suele considerar las enfermedades autoinmunes como incurables, la experiencia clínica desde la PNIE sugiere que la remisión es posible en muchos casos cuando se aborda el terreno biológico y emocional de forma integrativa. El paciente deja de ser un simple receptor pasivo de tratamientos y se convierte en el protagonista activo de su salud. ¿Tienes una enfermedad autoinmune o conoces a alguien que la sufra? Tal vez ha llegado el momento de mirar más allá del diagnóstico y empezar un camino hacia el equilibrio. La salud no es la ausencia de síntomas, sino el resultado del equilibrio entre cuerpo, mente y entorno.

Enfermedades autoinmunes y epigenética: ¿El destino está escrito o lo escribimos nosotros? Hasta hace no mucho tiempo, el paradigma reinante nos llevaba a creer que nuestros genes eran como un destino inamovible, dictando nuestra salud y predisposición a enfermedades de manera inalterable. Sin embargo, los avances científicos han desafiado esta concepción estática y nos han revelado un mundo mucho más complejo y fascinante: la epigenética. La epigenética nos enseña que no todo está determinado por los genes que heredamos de nuestros ancestros. Si bien estos genes proporcionan el "potencial" para ciertas enfermedades o características, su expresión no está grabada en piedra. De hecho, nuestro estilo de vida y el ambiente que nos rodea juegan un papel crucial en decidir si esos genes se activarán o permanecerán silenciados. Imagina los genes como pistolas cargadas: tienen el potencial de causar daño, pero necesitan un gatillo para disparar. Aquí es donde entra en juego la epigenética. Este campo de estudio se encarga de estudiar las modificaciones químicas que ocurren en el ADN y en las proteínas asociadas, influenciando la actividad génica sin cambiar la secuencia de ADN en sí. En pocas palabras, la epigenética aprieta o suelta el gatillo de nuestros genes. Esto significa que las enfermedades que heredamos no son un destino inevitable. Inicialmente, estos genes pueden estar "desactivados", pero dependiendo de la interacción entre nuestro estilo de vida y el ambiente, pueden ser activados o permanecer en silencio. Por ejemplo, la dieta, el ejercicio, el estrés y la exposición a toxinas ambientales pueden influir en cómo se expresan nuestros genes y, por lo tanto, en nuestra salud. Esta comprensión más amplia nos empodera. Ya no somos simplemente marionetas de nuestros genes, sino que somos cocreadores de nuestra salud. Podemos tomar decisiones conscientes sobre nuestro estilo de vida y entorno, sabiendo que estas elecciones tienen un impacto directo en la activación o desactivación de nuestros genes. En resumen, la epigenética nos muestra que nuestro destino no está predeterminado por nuestros genes. Los genes pueden cargar la pistola, pero es la epigenética la que decide si se aprieta o no el gatillo. Este conocimiento nos invita a reflexionar sobre cómo podemos influir activamente en nuestra salud y bienestar, asumiendo un papel activo en la escritura de nuestro propio destino genético. .